Tratarles como «colegas», no hacer que se esfuercen... Sin querer los padres cometen errores que debilitan a los hijos ante la vida
La sobreprotección de los
padres no ayuda a la hora de fortalecer y preparar a los hijos para la vida.
Muchos progenitores quieren mantener a los niños lejos de los peligros de un
entorno en continuo cambio y revolucionado por las nuevas tecnologías, o bien no
saben marcarles pautas porque se sienten culpables o con mala conciencia por no
dedicar más tiempo a los hijos. La conocida psicóloga Álava Reyes dice
que los padres tienen buenas
intenciones, «nunca estuvieron tan preocupados por la educación, pero
nunca han estado tan
despistados». De todas formas, tampoco ayuda un sistema escolar que no
premia el esfuerzo y donde las normas y límites no están perfectamente
establecidos; una sociedad consumista, a pesar de la crisis, donde no se da
valor a las cosas ni a las personas... Todo ha influido, según esta experta, en
esta nueva generación de niños que adolece de inteligencia emocional. Un mensaje
que defiende y argumenta en su libro «La buena educación», del
que es también coautora Susana Aldecoa, profesora y directora del Colegio Estilo de Madrid.
Para ayudar a los padres en esta difícil labor de
la educación, Álava Reyes sugiere una serie de errores en los que nunca hay que
caer. De esta forma, considera que podremos hacer de nuestros hijos unas
personas más preparadas para afrontar la vida.
1. No tiene
sentido intentar comprar a los hijos, sobre todo tras una separación o
divorcio, poniéndose de su parte y diciéndoles a todo «sí», dejando que el otro
progenitor lleve toda la carga educativa.
2. No somos los
colegas de nuestros hijos, somos sus padres.
3. No hagamos que
el mundo gire en torno a nuestros hijos, porque se darán el batacazo.
4. No intente
razonar con su hijo en medio de una discusión. Demuéstrele su capacidad
de autocontrol y no baje a su nivel de impulsividad.
5. Los
adultos no nos estamos
adaptando a un entorno tan cambiante como el que viven nuestros hijos. Y
estamos dejando que sean ellos, en su inseguridad e impulsividad, quienes
marquen los ritmos y pautas. Eso es una condena al fracaso.
6. Los
niños tienen que hacer
pequeños esfuerzos, trabajos y tareas para empezar a valorar las cosas,
el dinero...
7. Si
no les enseñamos a saber comunicarse
con los demás y saber defenderse de la manipulación no soportarán las
críticas, y les haremos más débiles, menos felices y más insatisfechos.
M.J. Pérez Barco
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